martes, 28 de julio de 2009

La felicidad, ¿algo imposible?

Después de muchos años vividos, experiencias, imágenes, ideas, personas, problemas, me doy cuenta de que la mayoría de las veces nosotros mismos somos nuestro más grande enemigo. A primera vista esto suena extraño, incoherente, ridículo y tal vez imposible. Solo tomemos un minuto y recordemos cuándo fue la última vez que no hicimos algo, la última vez que nos dejamos caer, que no creímos en nosotros mismos. Cuando eso sucede culpamos al clima, al tiempo, a las circunstancias o a la gente que te dice que no puedes o no debes. A pesar de los obstáculos, al final de todo, somos nosotros mismos los que tenemos la decisión y la libertad de decir SÍ o NO.
Cuando estás consiente de tu poder de decisión, cuando ves a tu alrededor y crees que eres el dueño de tu propia vida, entonces estás listo para vivir.
Cuando sabes que no todos los días serán soleados, que no todo el mundo te va a dar la mano, que no todo va a salir como tu quieres y tu sigues viendo hacia tu meta…
Cuando estás seguro de lo que quieres y sabes todo lo que puedes hacer, estás listo para ser el protagonista de tu propia historia y responsable de tu felicidad y sujetos de nuestro desarrollo.
Yo creo que es falso pensar que la felicidad es como una meta o una estación final, es más bien un modo de vida y somos nosotros los que no nos damos la oportunidad de disfrutar de ella: nos abrumamos con malos pensamientos, malas compañías, complejos, estereotipos y reglas.
¿Cuántas personas están hacienda lo que realmente quieren hacer? ¿Cuántos se sienten atrapados y quisieran cambiar su realidad?
Vivimos esperando que las cosas se arreglen, pensando que después del sufrimiento vendrá algo mejor, que si sacrificamos todo obtendremos una recompense más grande. Nos olvidamos de vivir y pensamos que la felicidad vendrá después.
A simple vista no parece obvio, no nos identificamos con esa nebulosa de pensamientos porque la escondemos pensando en problemas más banales y nos preocupamos por asuntos sin importancia. Tal vez ni siquiera nosotros sabemos si somos felices en realidad.
¿Qué es lo que queremos realmente? ¿Qué necesitamos para conseguirlo? ¿Realmente creemos en nosotros?
Tenemos que dejar atrás las barreras mentales que originan tantas barreras sociales.



Lucía Zan

2 comentarios:

  1. Concuerdo con mucho de lo que crees o piensas referente a este artículo. Para llegar a trascender y no ser una de esa "personas genéricas", de esos que nunca te das cuenta que existen, hay una gran cosa por hacer. Serte fiel a tí mismo y a lo que crees y sientes es lo que quieres. Es un camino muy frustrante, lo sé, especialmente porque muchas personas prefieren la comodidad de ser respaldados al opinar respecto a lo que la gente genérica piensa u opina, pero ps bueno, habemos quienes optamos por, como me gusta llamarlo "apostar por el rocanrol" y esa es una apuesta de la cual no se vale rajar, o si no, todo habrá sido mentira.
    Solamente una cosa... me he dado cuenta de que hay ciertos artículos en los que, sí, encuentro mucha razón en lo que piensan, pero, ¿será éste el medio para publicarlos? EN mi muy humilde opinión, creo que los lectores de este tipo de blogs no son quienes necesitan escuchar ni aprender estos puntos de vista, porque se nos hacen cosas muy de sentido común.
    Considero que existen otras formas y otros medios de llegarle a la gente que en verdad debe de leer esto para saber que existen otras formas de pensar y otras maneras de vivir la vida.
    Formas más amenas y divertidas... no estoy seguro de qué formas pueden ser estas, pero yo propongo la música.
    Repito, es una muy humilde opinión, no les digo que la están cagando ni que deberían hacer otra cosa. Sigan con lo suyo. Yo como quiera seguiré leyéndolas.
    =)

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  2. buen punto- pero creo que habria que revisar bien los objetivos del blog, en lo personal mis escritos me sirven tal vez mas a mi que a los lectores para aprender y reflexionar. Sin embargo, seria bueno expandir el alcance de esto para conocer diversas perspectivas en los comentarios.
    saludos

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